La anomia es un concepto de la Sociología que significa ausencia de normas y hace referencia a cierta tendencia a la transgresión de las reglas a nivel colectivo o individual. Este concepto fue introducido por uno de los padres de la Sociología, E. Durkheim, y que tiene hoy en la actual situación pandémica absoluta vigencia.
Ante la severa crisis que transitamos en razón de la pandemia por el COVID-19, cae el velo detrás del cual ocultábamos el desapego nacional a la autoridad y las normas, quedando expuesto con toda evidencia el lema que parece regirnos “Yo hago lo que quiero, aún si está prohibido”.
No todos se rigen por este lema, eso está claro y por eso no es la intención caer en generalizaciones que siempre son injustas. Sin embargo y más allá de quienes respetamos a las autoridades, cumplimos con las leyes y nos ajustamos a las reglas, también hay una parte de la sociedad que deliberadamente no lo hace.
No lo hace porque considera que sus deseos son la única ley y solo a ella obedecen. Así es que utilizan la astucia en pos de la transgresión a toda restricción, prohibición o norma que de algún modo les impida el ejercicio de sus deseos. A ellos nadie les va a decir que hacer o no hacer.
Ellos hacen lo que quieren. Ellos son los representantes de la anomia. Ellos son lo que para justificar sus transgresiones utilizan argumentos infantiles sobre la gran farsa mundial de la pandemia. Ellos, son los que no podrán enseñar a las generaciones futuras lo que aún no han aprendido a respetar (autoridad, ley, a sí mismos y al otro).
“Yo hago lo que quiero” declaran desde su omnipotencia infantil, carentes de toda empatía, responsabilidad, conciencia social y cuidado de sí mismos y de otros. Y así vamos, como una sociedad infantilizada donde papá Poder Ejecutivo establece límites y los ciudadanos Peterpanes se dedican a transgredirlos.
Eso sí, en un gesto emotivo y solidario cada día a las 21 hs brindan un aplauso a los médicos que serán los que acaben desbordados, extenuados y contagiados, si por no respetarse la ley que impone el aislamiento social aumentan los contagios.
Una vez más “Yo hago lo que quiero”, transgredo la ley pero te aplaudo porque los profesionales de la salud son unos héroes (que van a tener que trabajar a destajo para contener el caos que yo colaboro a ocasionar con mi conducta anómica). Y no digan que no los valoramos porque todas las noches, antes de salir cuando no deberíamos hacerlo, los aplaudimos desde el balcón.
Ninguna crisis pareciera suficiente para una parte de la sociedad argentina que sabe (pero no le importa), que conoce (pero desconoce), que tiene información (pero la ignora), que observa las leyes (solo para encontrar el modo de transgredirlas). Sin dudas, una vez superada la pandemia el mundo no será el mismo, sin embargo, una parte del pueblo argentino permanecerá inalterable y fiel a su ley, la del país del nunca jamás.
“Todos los niños crecen, menos uno”, decía el escritor escocés James Matthew Barrie, autor de Peter Pan. Quizás, en la inmadurez de una parte de nuestra sociedad nos ocurra aquello mismo. Tal vez, todas las sociedades del mundo crezcan después de la pandemia del COVID-19, menos una… (el sector anómico de la sociedad argentina). Ese que hace lo que quiere y nunca lo que debe.
Lic. Analia Forti Licenciada en Ciencias para la Familia Consultora Psicológica
