Por Analía Forti.-
Como es habitual en estos casos de relaciones violentas, había suficientes antecedentes como para presumir la muerte como desenlace final. Puntazos a cuchillo, golpes de puño, amenazas físicas y verbales desencadenadas cuando la víctima decide poner fin a una relación de maltrato.
Denuncias penales que tramitan eternamente sin resolución alguna y sin brindar protección alguna a la integridad física de la víctima. Hostigamiento, miedo, violencia, maltrato, inacción judicial. Una sociedad que sigue dando la espalda a la violencia de género, como si de algo natural se tratase.
Una sociedad que descree que a las hijas de todas y cada una de las familias que la componen puede sucederles esta misma tragedia que han naturalizado. Todos creen que a sus hijas no podría ocurrirles. Se equivocan.
Sin dudas la clave es la prevención. Todas las mujeres deben comprender que no existe violencia alguna que sea justificada, que maltrato es el golpe, la desvalorización, el insulto, el abandono emocional, el engaño, la infidelidad, la mentira, la amenaza, la limitación de las libertades personales y los celos posesivos.
Que el maltrato no tiene una graduación que sea garantía que no pasará al siguiente nivel en algún momento. Que si hoy te cela, te descalifica y te amenaza, mañana puede matarte.
Que si te es infiel, te miente y te responsabiliza de sus engaños, te está maltratando. Que si te maltrata no es amor. Que si bien es cierto que cada quien ama a su manera, la violencia nunca es una manera de amar.
Que cuando te maltratan, te violentan en tu integridad física y emocional y no te respetan como persona, la única opción posible es terminar esa relación sin insistir ni arriesgar tu vida con nuevas oportunidades que solo serán una chance para un nuevo ataque.
Después de un solo acto de maltrato o violencia verbal o física, toma distancia de esa persona y no vuelvas a restablecer contacto alguno. No vuelvas a creer en sus cambios ni en sus palabras.
No vuelvas a acceder a un encuentro porque puede ser el último de tu vida. Si te acosa denuncia el hostigamiento, las amenazas y la violencia. Recurrí a las Comisarías de la Mujer, a las Fiscalías, a los Medios de Comunicación. No ocultes, informa a tu familia y amigos lo que estás viviendo.
Cuantas más personas estén informadas menos peligro corre tu vida. El contacto con el violento es CERO. Bloqueo en redes sociales y celulares, denuncias y no acceder a ningún tipo de contacto con él aun cuando amenace con quitarse la vida.
No confíes en poder manejar la situación sola. No confíes en él. Irá por tu vida y ya no habrá retorno.
*Analia Forti es Consultora Psicológica