Por Mariano Obarrio
De a poco van apareciendo las verdaderas motivaciones de los que defienden el aborto legal. La semana pasada el presidente Alberto Fernández planteó que para los hijos deseados el Estado iba a estar presente en todo, pero para los no deseados iba a garantizar su eliminación. Deseados y no deseados, ese sería el corte por el cual se puede elegir quién llega al mundo y quién no. Luego, una destacada comediante twittera tuvo la genialidad de insultar a los “próvida” porque según presume no hacen nada por los bebes que nacen en condiciones de pobreza, a los que según cree es mejor negarles el nacimiento, eliminarlos. Sí, matarlos. Introdujo así una nueva categoría para la discriminación: bebés pobres y no pobres.
En su cuenta de Twitter la popular y talentosa artista escribió sin ponerse colorada a sus 359 mil seguidores: “Siempre me pregunto que corno hacés vos @marianoobarrio y todes los antiderechos por esos bebites que nacen en situaciones de tanta vulnerabilidad”.
Paradójicamente, utilizó el impostado lenguaje inclusivo para referirse a los “bebitos”, a los que reconoció como tales, y al mismo tiempo el concepto nada inclusivo de eliminarlos porque “nacen en situaciones de tanta vulnerabilidad”. Inclusivos para el género, pero excluyentes al extremo en lo social. O sea, la idea sería eliminarlos (matarlos) por el solo hecho de ser pobres.
Su seguidilla de tuits comenzó con una vulgaridad mucho más grosera, pero omitiré reproducirla. Se puede ver en el siguiente link.
En la Argentina, según esta mujer, los niños pobres no deberían nacer. Como si ser pobre fuera una condición para negarle la vida a alguien. Los derechos humanos, la igualdad de oportunidades y la inclusión social, comienza en el vientre de la madre. Juan Domingo Perón y Eva Perón lo tenían claro. Sus herederos parecen tener animadversión por los débiles e indefensos.
La bonita idea de eliminar a los niños para que no sufran la pobreza es el mismo concepto que explicaba el memorandum firmado entre el ex secretario de Estado de los Estados Unidos, Henry Kissinger, y el presidente del Banco Mundial, Robert MacNammara, Había que controlar la natalidad de los países subdesarrollados para frenar el aumento poblacional. Era una manera de garantizar las riquezas de esas naciones al gran Imperio.
Ese es el espantoso criterio “progresista” o “de avanzada” de los abortistas. Esta tuitera, no muy hábil en el manejo de la argumentación, cometió el sincericidio que otros activistas del aborto se cuidan de decir, pero lo piensan. Además, les reconoció la condición de bebés a los niños gestados en el vientre de la madre. Hay que agradecerle el gesto.
Al menos no apeló a la cosificación de la mayoría de los verdes, que hablan del feto o del embrión, en forma peyorativa, como si tal condición no revistiera la naturaleza de un ser humano, en etapa de gestación pero con derecho fundamental a la vida, consagrado por la ley natural y también por la Constitución y sus tratados internacionales.
Los defensores del aborto tienen como estrategia invisibilizar al bebé, a la persona por nacer que se está formando, creciendo y alimentando en el vientre de su madre. Quieren ocultar que hay un bebé, porque es la única manera de eliminar la culpa de las madres y los padres que deciden el aborto. Una trágica decisión merece el ocultamiento y el engaño. Pero la artista tuitera tuvo la sinceridad de no ocultarlo: es un bebé. Aunque para ella lo mejor que le podemos dar, en tanto pobre, es la muerte incentivada y digitada desde el Estado “benefactor” y “progre”.
Sin embargo, conozco a muchos próvida, en la jerga verde “antiderechos” que consagran sus vidas a la ayuda de los pobres y que también dedican su vida a ayudar a las madres vulnerables a que la llegada de una nueva vida sea con toda la felicidad y el amor. Existen millones de ejemplos y cientos de ONGs dedicadas al asunto.
No obstante, lo que el Estado puede hacer es mucho más. Muchas cosas mejores antes que darles el aborto, es decir un final a sus vidas. Primero, ese Estado puede educar en la sexualidad responsable y con valores a todos los ciudadanos desde la edad adecuada para ejercer la procreación. Y de ese modo se pueden evitar muchos embarazos no deseados o no esperados.
La educación sexual, el aprendizaje del cuerpo, de todos los métodos para “cuidarse”, es un mecanismo fundamental para evitar situaciones no queridas. Educación sexual, sin ideología de género.
En segundo lugar, el acompañamiento a la mujer con embarazo vulnerable es lo mejor que se puede hacer por ella. Contención psicológica, social, económica y familiar. Darle seguridad, información, acompañamiento y preparar su entorno íntimo para la llegada de una nueva vida. Las mujeres son merecedoras de muchísima atención y afecto por parte del Estado. De ese modo, se deben cuidar las dos vidas.
En tercer lugar, en caso de que la mujer o el padre no quieran o no puedan criarlo, el Estado tiene que estar presente para darle un mecanismo de entregar esos niños en adopción y en lo posible adopción prenatal. Todas las vidas, incluso las no deseadas, tienen un futuro potencial de amor y de afecto familiar. Es cuestión de organizarlo y ellos serán felices.
Hay que mejorar el sistema de adopción en la Argentina: hay que hacerlo por los niños no deseados y por las familias que buscan adoptar y no pueden. Hay que vincular a quienes quieren ser padres y a los interesados en tener una familia, los niños, y hacer la sinergia familiar virtuosa. Eso es trabajar por la familia, los hijos y la vida. Muchas cosas buenas se le pueden dar a los niños vulnerables o pobres, antes que la muerte. Que es lo único que tienen para ofrecer los fanáticos del aborto.
