LAS CONTRADICCIONES SOBRE SEGURIDAD, NARCO Y TERRORISMO DIVIDEN A ALBERTO DEL KIRCHNERISMO

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POR MARIANO OBARRIO. – SABINA FREDERIC Y SERGIO BERNI SON “K PUROS”; DEFENDIERON LA LEGALIZACION DE LAS DROGAS Y ALBERTO FERNANDEZ REPRENDIÓ PUBLICAMENTE AL MINISTRO BONAERENSE; LA MINISTRA QUIERE REVISAR LOS CASOS NISMAN Y MALDONADO Y PONE A LA GENDARMERIA EN LA MIRA. ELLO CAUSA RUIDO EN LA RELACION CON EE.UU., CLAVE PARA RENEGOCIAR LA DEUDA.-

Las contradicciones ideológicas dentro del gobierno de Alberto Fernández aparecieron antes de lo esperado. El Presidente reprendió públicamente al ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, el viernes último, por haber defendido la legalización del consumo y la comercialización de la marihuana y “de todas las drogas”. Pero Berni contestó horas después que “el consumo de droga en la Argentina ya está legalizado, guste o no”.

El ministro bonaerense tiene la misma postura que la ministra de Seguridad nacional, Sabina Frederic, y entonces, aunque Alberto se cuidó de expresarlo en forma manifiesta, se podría extender hacia ella indirectamente la reprimenda presidencial. Muchos dirigentes peronistas se preguntan ahora hasta dónde pueden tolerarse esas diferencias en temas tan sensibles y si este conflicto no encierra, en realidad, un latente enfrentamiento entre Cristina y Alberto.

Berni dijo que el fallo Arriola de la Corte Suprema legalizó la tanencia de estupefacientes para uso personal. La ministra Frederic expuso también públicamente su favortisimo por la despenalización de la marihuana y lo involucró al Presidente en esa intención. ¿Alberto también está en contra de su propia ministra de Seguridad pero no lo dice? Una vez más parecieran desnudarse diferencias ideológicas entre el peronismo histórico que encarna el Presidente y el kirchnerismo más radicalizado.

“Es un tema un poco más complejo que no hay que hablar con tanta ligereza”, dijo el jefe del Estado respecto de Berni. El ministro le contestó que se preparó 30 años estudiando el tema y no habla desde la improvisación. ¿A quién responde Berni que se siente tan seguro de enfrentar al propio Presidente sin tener consecuencias políticas más allá de que su cargo depende funcionalmente del gobernador Axel Kicillof?

Berni y Frederic responden políticamente al kirchnerismo puro: son Cristina Kirchner. Frederic proviene del Centro de Estudios Legales y Sociales, CELS, una institución de ideario progresista de izquierda defensor de algunos derechos humanos, y no de todos, cuya cabeza más visible es el periodista Horacio Verbitsky.

Sergio Berni

Este contrapunto podría tener efectos en la política exterior de nuestro país y en la negociación sensible de la deuda con el FMI y los acreedores privados. La lucha contra narcotráfico, o la ausencia de ella, es un asunto especialmente sensible para los Estados Unidos, imperio con el cual Alberto Fernández quiere construir una relación para facilitar la renegociación de todas las deudas, “la” piedra basal de su plan económico. El ajuste sobre la clase media y el sistema jubilatorio fue una señal que los mercados interpretaron positivamente en ese sentido: Alberto busca el equilibrio fiscal para poder pagar y negociar la postergación “lo máximo posible” de los vencimientos.

Pero al margen de ello, Frederic pone en aprietos a la gestión de Fernández en otros conflictos demasiado sensibles y estratégicos. Antes de asumir había deslizado que la organización islámica fundamentalista proiraní Hezbollah no debía ser considerada una organización terrorista y luego el canciller Felipe Sola debió desdecirla. Pero antes hubo quejas formales de Estados Unidos e Israel. Las viejas relaciones del kirchnerismo con Irán encendieron las alarmas. El gobierno de Donald Trump también se lamentó por la presencia venezolana en la asunción del nuevo presidente argentino. Venezuela es un país aliado de Irán, principal país acusado por el atentado a la AMIA de 1994.

El terrorismo, un tema de primer orden en la agenda de Washington, podría abrir una fisura no menor en el nuevo oficialismo. Antes de reconciliarse con la ex presidenta, Alberto Fernández aseguró que la firma del memorándum con Irán para enjuiciar a los acusados en Teherán fue un “encubrimiento en grado de tentativa”. Y reveló que en diciembre de 2014 él mismo se encontró en un supermercado con el entonces fiscal del caso AMIA Alberto Nisman, que le comentó que investigaba el supuesto encubrimiento. Fernández recordó se rió y que le dijo a Nisman: “El encubrimiento ya existe, es el tratado (memorandum), el acuerdo, el pacto, esa es la consumación del encubrimiento”.

Incluso, Alberto criticó entonces al entonces juez federal Daniel Rafecas, pese a que dijo que lo apreciaba en términos personales, por archivar in límine en 2015 la causa de encubrimiento denunciada por Nisman y dijo que “es muy dificil de entender” partiendo de la base “que el mismo juez dice que el delito no se consumó, pero está diciendo que estaba todo preparado para que ocurra”. Y, tal como se puede constatar en el video adjunto, Fernández agregó: “Eso (el acuerdo) no se logra concretar por circunstancias ajenas a la (ex) Presidenta y de Timerman, que son los ideólogos e impulsores. Yo le diría que en un caso estaríamos hablando en términos penales de un instigador, que es la (ex) Presidenta y en el otro caso autor directo, el que firma ese acuerdo”. Y sobre el cierre de la causa de Rafecas dijo que “esto merecía un mejor análisis”. Luego de varios años, Rafecas fue el elegido ahora por el Presidente para ser Procurador General de la Nación, jefe de los fiscales, para lo cual deberá obtener el respaldo de los dos tercios del Senado.

La postura de Alberto Fernández también fue expresada en un clarísimo artículo en el diario LA NACION titulado “Hasta que el silencio aturda a la Presidenta”

https://www.lanacion.com.ar/politica/hasta-que-el-silencio-aturda-a-la-presidenta-nid1768893

Pese a aquellos antecedentes, la ministra de Seguridad aseguró en estos días que la Gendarmería debe revisar su propia pericia sobre el caso de la muerte de Nisman, que había determinado que el fiscal había sido asesinado por dos sicarios luego de aquella denuncia de encubrimiento. Frederic invadió la esfera del Poder Judicial, que encargó y convalidó aquella pericia, que no había sido encargada por el gobierno de Macri sino por el juez de la causa, Julián Ercolini, y por el fiscal Eduardo Taiano. El fiscal ya dijo que no tiene pensado repetir esa pericia. Es una causa que genera muchísimo interés en Washington y en Nueva York, donde vive el grueso de la colectividad judía vinculada a los grandes negocios económicos y financieros que le interesan a la Argentina. De hecho, lo primero que le preguntaron a Mauricio Macri en el Congreso Judío Mundial en Nueva York durante su mandato fue por la causa Nisman.

En la Casa Rosada, fuentes muy cercanas a Alberto ya dejaron trascender que no avalan las declaraciones de Frederic de avanzar en una revisión de la pericia de la Gendarmería. Y que no hay ninguna decisión de reformular ese estudio. Cada ministro, dicen, se hace cargo de sus declaraciones. El Presidente le concedió el ministerio, en rigor, al kirchnerismo puro como parte de una negociación. Son los gajes de haber llegado al poder con una coalición heterogénea entre peronistas históricos, como Alberto, Sergio Massa o Juan Manzur, que buscan buenas migas con Washington, y kirchneristas radicalizados, que miran la política desde una ideologización extrema.

El conflicto le generó el primer ruido fuerte a Fernández. La madre de Nisman, Sara Garfunkel, le pidió al Poder Ejecutivo que no se entrometa en las investigaciones porque, como ya lo pidió en febrero de 2018, ella pidió a la Justicia que se investigue a Cristina Kirchner por ese crimen.

También la ministra de Seguridad quiere volver a investigar el caso Maldonado y ello genera una preocupación extrema en la Gendarmería. No porque pueda descubrirse una prueba que involucre a los gendarmes, que estaban a 400 metros de Maldonado cuando éste intentó cruzar un río y se ahogó, sino porque tanta sospecha sobre la fuerza haría pensar que la ministra, o un sector del gobierno, pueden estar generando un plan de revancha o venganza sobre una fuerza de seguridad que dictaminó que a Nisman lo mataron y que no se había suicidado como marcó el relato del anterior gobierno de Cristina Kirchner.

Esta es la preocupación real que existe en las fuerzas de seguridad. La suerte de la Gendarmería interesa en los Estados Unidos. Esa fuerza colaboró en la lucha contra el narcotráfico y en el caso Nisman. La incertidumbre se intensifica en esa fuerza por la potencial designación de las nuevas autoridades y por la duda acerca de si la ministra Frederic puede estar buscando nuevos jefes que convaliden una purga en las filas de gendarmes, prefectos y de policías federales. La ideologización es el peor camino para garantizar la seguridad de las personas.

En medio de eso, se reanudaron las tomas de tierras de comunidades mapuches en la Villa Mascardi y las incertidumbres sobre las órdenes que Frederic podría impartir sobre los gendarmes para prevenir y reprimir esos delitos contra la propiedad privada. Hoy en las fuerzas existe un clima de extrema preocupación porque ante cualquier paso en falso hay un sector del Gobierno que puede enjuiciar y encarcelar efectivos, especialmente si son gendarmes. Todos están bajo sospecha y se cuidan en extremo. Además, hay versiones de repliegues de patrullas de controles dinámicos de gendarmes en la frontera Norte, por donde ingresan los mayores cargamentos de drogas. Se mantienen los controles en puestos fijos, pero se eliminarían los sorpresivos.

Según versiones periodisticas, también la autorización del gobierno de Alberto Fernández para que el ex presidente de Bolivia Evo Morales, refugiado en el país, haga campaña política en nuestro territorio para recuperar el poder en su país, también genero un malestar intenso en las relaciones con los Estados Unidos. Los mensajes de Washington llegaron a la Casa Rosada y por ese motivo se postergó el posible viaje del Presidente a los Estados Unidos, que iba a ser en febrero, y la aceptación norteamericana al embajador Jorge Arguello. Además de las medidas económicas de ajuste, en la Casa Blanca observan el posicionamiento internacional del nuevo gobierno frente a los asuntos estratégicos y de seguridad. No todo es dinero en la política internacional.

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