Se suman denuncias y desgarradores relatos de vandalismo, violencia y usurpaciones de propiedades privadas atribuidas a grupos mapuches que siembran el terror en la Villa Mascardi, a 25 kilómetros de Bariloche. Los pobladores Tomas Dasso Suffern y John Grehan perdieron el miedo a hablar y se sumaron a Luis Dates para señalar a la comunidad Winkul Lafquen Mapu (WLM) como la autora de estos estragos y tropelías que se fundamentan en supuestas reivindicaciones de pueblos originarios.
La comunidad WLM ocupa ilegalmente una zona del Parque Nacional Nahuel Huapí, un paraíso natural, en reclamo de supuestas tierras ancestrales que nunca pudieron demostrar que les pertenezcan. Transformaron el lugar en un infierno. Se conocen ahora nuevos hechos de violencia, tentativas de robo, amenaza a vecinos del lugar, incendios de cabañas y hoteles y la usurpación de propiedad privada.
Se suman a la denuncia de Luis Dates, que anticipó La Nueva República el 15 de mayo último y que generó amplia repercusión nacional. Dates sufrió robos e incendios en su cabaña Los Radales, rompió el silencio y ahora muchos se animan a denunciar.
En esta “tierra de nadie” el Estado no cumple con su función esencial: la de hacer cumplir la ley, la Constitución y el Estado de Derecho mediante el monopolio de la fuerza pública. El Estado está ausente.
Los relatos son desgarradores y el panorama es desolador. Tomas Dasso Suffern cuenta que sufrió reiterados robos en una propiedad que administra con su familia y diversas amenazas. Nadie lo protege de esos atropellos. John Grehan reveló que tiene su cabaña y sus tierras ocupadas en una usurpación abiertamente ilegal y que interpela a los argentinos a tener vergüenza de sus instituciones, tanto durante el gobierno de Alberto Fernández y como el anterior de Mauricio Macri. Ninguno supo, pudo o quiso detener este avasallamiento mapuche y garantizar el derecho de propiedad de John Grehan.
Una industria pujante como el turismo en el lugar también sufre los daños que causan estos activistas de izquierda disfrazados de indígenas y autores de los delitos más aberrantes que transforman un paraíso en un infierno.
Como adelantamos en La Nueva República, la semana última Luis Dates sufrió en su propiedad de Los Radales un intento de robo y de incendio intencional, ambos hechos en los últimos 40 días. Todos atribuidos a la comunidad de WLM, que ocupa ilegalmente el Parque Nacional Nahuel Huapí en Villa Mascardi. El terror se volvió a instalar con fuerza luego de que la ministra de Seguridad, Sabina Friederic, desactivó la vigilancia de la Gendarmería y la Prefectura en la zona.
Habían sido apostados por la ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich luego del intento de desalojo de noviembre de 2017 que terminó en un enfrentamiento entre la Prefectura y la comunidad mapuche que terminó en la muerte de Rafael Nahuel. Ahora, el secretario de Seguridad, Gabriel Fuks, comenzó a tomar cartas en el asunto.
El caso tiene una enorme gravedad institucional. Hace una semana, el ministro de Seguridad y Justicia de Río Negro, Gastón Pérez Estevan, le reclamó a Fuks abordar el problema, tal como publicó el diario Río Negro.
Tomas Dasso Suffern sufrió violencia y robos
Tomás Dasso Suffern reveló a La Nueva República que en el verano de 2019, los grupos activistas mapuches atacaron a un grupo de niños y jóvenes Scout. “Les tiraron piedras adelante mío. Por suerte no hubo heridos”, relató el lugareño. Luego uno de ellos se justificó: “Pensamos que eran policías porque uno tenía una radio”. No superaban los 20 años. La policía pasó a 60 km por hora sin detenerse. Tierra de nadie. Dasso relató que en septiembre de 2019 ingresaron a robar en la propiedad que administra con su familia. Se llevaron colchones, camas, platos, y ollas de la cocina.
En octubre, volvieron a ingresar a robar, otra vez: patearon la puerta, se llevaron lavarropas, heladeras, cocinas, freezer, mesas y sillas. También el padre de Tomás, Alejo Dasso, hizo en una radio de Bariloche una reseña desgarradora de los daños que sufren habitualmente en esa propiedad, la cabaña Hueche Ruca, por parte de estas agrupaciones violentas.
En septiembre la sociedad de fomento de Mascardi repuso luminarias en un tramo de la ruta y solo 24 horas después todas aparecieron rotas a piedrazos. Cuando la presidenta de la sociedad de fomento fue a sacar fotos a los destrozos le llovieron piedras; la ausencia del Estado es total.
“El 31 de diciembre último a la noche nos atacaron a nosotros con piedras, me dañaron mi camioneta. El ataque fue a las 2 de la mañana”, contó Dasso Suffern. “En febrero volvieron a robar, esta vez se llevaron paredes de machimbre, destruyeron los baños, y luego un perro apareció muerto. Se sospecha que algún grupo de ellos lo llevaron y lo degollaron a unos 200 metros, cerca de la estación de servicio”, dijo.
Unos días después, agregó Dasso, interceptaron al casero de la propiedad cuando llegaba y le dijeron que si no se iba quemaban la cabaña cuando él estuviese durmiendo dentro.
“A partir de ese momento tuvimos que abandonar todo. Hay noticias que no salieron. Por ejemplo, en la estación de servicio están amenazados, deben venderles combustible las 24 horas sino se las incendian”, contó el lugareño. “En el verano del 2019 entraron a robar en la oficinas del guardaparques, se llevaron dos escopetas y televisores, este verano fueron mapuches a un camping en la costa norte del lago y echaron a los propietarios, que también son mapuches”, reseñó Dasso.
“El último ataque hacia mí fue la primera semana del año, el 6 de enero de 2020. El último ataque a la propiedad fue la semana pasada”, precisó. “Estuve en contacto con ellos, pero es muy difícil identificarlos porque usan remeras como pasamontañas. Son dos adultos mayores de 55 años los que manejan todo y después en la toma misma suelen estar grupos de 2 a 4 jóvenes de entre 20 y 25 años”, describió Dasso.
“A fines de 2018 nos avisa un amigo que habían tomado el terreno de un vecino, John Grehan, tiene la cabaña incendiada desde el 2015. Al día de hoy en la puerta de “La escondida” dice ‘terreno recuperado por la resistencia mapuche’, adentro no hay nadie. Ese mismo verano comenzaron a atacar a los turistas que llegaban a la playa, en diferentes ocasiones”, señaló Dasso Suffern, víctima de la violencia mapuche.
El testimonio de John Grehan: la usurpación de su casa
John Grehan es, quizás, el más perjudicado por el terror mapuche. “En 2015, una noche, mi casa fue incendiada totalmente en pocas horas”, relató. “En noviembre de 2017 una banda de delincuentes usurpó tierras de Parques Nacionales contiguas a mi propiedad, lo que de por sí ya me afectaba por su nivel de agresión que, por ejemplo, impidió que realizara las tareas de mantenimiento del bosque necesarias para las cuales había solicitado autorización a la Intendencia del Parque Nacional Nahuel Huapi”, dijo Grehan.
“Luego del intento fallido por ineficaz de expulsión de los intrusos, en enero 2018 usurparon directamente mi propiedad anexándola a la toma original mediante carteles indicativos, el establecimiento de animales y la expulsión de todo aquel que ingresara al lote”, señaló el propietario despojado.
“Denuncié ante la Fiscalía Federal de Bariloche la usurpación de mi lote constatada personalmente y luego de una segunda visita mía al lote donde fui expulsado por los encapuchados en abril (hecho denunciado nuevamente a la Fiscalía). La fiscal solicitó al Juzgado Federal se acumulara mi causa con la de causa de usurpación iniciada por Parques Nacionales, con lo cual ambas causas marchan juntas y luego de más de 2 años sin resolver una cuestión tan simple como es la expulsión de los intrusos que deberían haber llevado a cabo de manera eficaz las fuerzas de seguridad de la Nación con el apoyo de la Justicia Federal”, dijo.
“En noviembre de 2019, mediante un comunicado por las redes sociales publicado, los usurpadores anunciaron su control de la estancia La Escondida”, recordó. Invocaron una absurda motivación que indicaba que habían realizado semejante usurpación “teniendo en cuenta la necesidad de falta de territorio para desarrollarnos dignamente, derribando el alambrado impuesto por la opresión del wingka”.
En diciembre de 2019 anunciaron de manera similar el control de la costa del Lago Mascardi vecina a las tierras usurpadas, “dando fin a las intervenciones del Estado”, relató Grehan. Una de las características de ese desprendimiento de la RAM es desconocer la autoridad del Estado y el imperio de la ley.
“Restablecer la paz, la seguridad y el derecho a la propiedad privada a los pobladores de Villa Mascardi y el Parque Nacional a todos los ciudadanos de la República Argentina sólo requiere decisión política y cumplimiento del deber de los funcionarios públicos. El diálogo respecto a las comunidades originarias no tiene nada que ver con este asunto”, reflexiona Grehan.
“El drama que se vive en Villa Mascardi es la crisis de las instituciones de la República que no protegen los derechos básicos consagrados en la Constitución Nacional y en las leyes, tanto por ineficiencia como por complicidad de los funcionarios públicos del Poder Ejecutivo Nacional y del Poder Judicial Federal”, dijo el propietario que sufre la usurpación.
“Esta no es una cuestión más de la causa mapuche y los pueblos originarios. Estos delincuentes que se autodenominan mapuches y no son reconocidos por otras comunidades mapuches pacíficas de la región, han tomado las tierras en razón de que, según dijeron, los espíritus del bosque les han dicho que ese es un lugar apropiado para que viva su machi, sin siquiera reclamar derechos ancestrales que de hecho no poseen porque nunca habitaron sus ancestros esas tierras”, sentenció Grehan.
“Al momento de declarar la toma de mi propiedad, manifestaron que lo hacían porque necesitaban más tierras para desarrollarse, ni siquiera han esgrimido razones de dominio ancestral que, insisto, tampoco tienen. Es decir, las tomaron porque se les canta, y porque los funcionarios públicos lo permiten”, concluyó.
“Y aunque a estos delincuentes se les diera por reclamar esos derechos ancestrales, el camino es el de las instituciones del Estado Nacional Argentino, tal como hacemos cotidianamente todos los ciudadanos y ellos abiertamente desconocen”, razonó. “Pero ante la usurpación violenta del dominio público y privado del Estado Nacional en el Parque Nacional Nahuel Huapi por una banda de pocos delincuentes quienes públicamente manifiestan desconocer a la Nación Argentina en esas tierras, han pasado 2 años y medio sin que hayan sido desalojados los intrusos, permitiendo que extiendan la usurpación a mi propiedad privada (cuya construcción ya había sido incendiada totalmente en 2015) y posteriormente hayan tomado control de la costa del Lago Mascardi contiguo a estas tierras”, dijo.
Grehan confirmó que “a ello han sumado numerosas acciones de vandalismo incendiando, destruyendo y robando en varias propiedades privadas de la zona y a la maquinaria y personal de la empresa que realizaba un necesario mantenimiento de la Ruta Nacional 40 en ese sector (tarea que fue suspendida por esta causa con su consiguiente riesgo de desmoronamientos)”. Agregó que “también se han apropiado de la Ruta 40 ya que son ellos quienes deciden cuando se puede circular o no y de la tranquilidad de los pobladores de Villa Mascardi que son constantemente amedrentados por estos encapuchados que portan palos a la vista de todos”.
Hizo hincapié también en el daño ambiental manifiesto que ellos han producido y siguen produciendo en el área protegida del Parque Nacional Nahuel Huapi. “Ha quedado también probado e impune en sede judicial (entre otras cosas porque impiden el trabajo de los guardaparques con sus agresiones) y el riesgo de daños mayores que su ocupación ilegal de esas tierras es inmenso y constituye una violación al derecho ambiental consagrado en nuestra Constitución Nacional y en la Ley General de Ambiente”, dijo el damnificado.
Restablecer la paz, la seguridad y el derecho a la propiedad privada a los pobladores de Villa Mascardi y el Parque Nacional a todos los ciudadanos de la República Argentina sólo requiere decisión política y cumplimiento del deber de los funcionarios públicos. El diálogo respecto a las comunidades originarias no tiene nada que ver con este asunto.
